Algunos de esos intérpretes, ya en edad muy madura, han conseguido mantenerse vigentes, pero ninguno alcanzó las proporciones casi míticas de una chiquilla de Tomé, pequeña ciudad cercana a Concepción. Ella es Cecilia Pantoja Levi, conocida simplemente como Cecilia, frecuentemente con el agregado: “La incomparable”.
Tal como sus demás colegas de la época, Cecilia se dio a conocer a través de la radio (faltaba mucho aún para la televisión masiva en Chile), primero en modestas presentaciones en vivo en su ciudad natal, como parte del grupo “Los de Tomé”.
Pronto dejó el grupo formado a finales de los años 50, para empezar una carrera como solista. Los primeros discos, impactaron por el original timbre de su voz y la emoción que lo puso a cada tema. Mientras los demás integrantes de la Nueva Ola trataban de emular lo más cercanamente posible el sonido y el estilo de los intérpretes norteamericanos y europeos, Cecilia, impuso versiones cargadas de un histrionismo que caló profundamente entre sus admiradores.
En 1962, cuando Cecilia tenía 19 años, cientos de miles de hogares chilenos y las radioemisoras reproducían los “long-play” y los “singles de 45 rpm” de sus temas como “Baño de amor a medianoche”, “Buen día tristeza”, “Tango de las rosas”, “Aleluya” o “Compromiso”. Décadas después este último volvió a cobrar actualidad en arreglo de Javiera Parra y los Imposibles.
Uno de los aciertos de Cecilia fue elegir para su repertorio composiciones de variadas raíces y estilos: rock and roll, románticos boleros, música tropical, tango estilo europeo, canciones italianas y folclóricas.
A mediado de los años 60 su prestigio le valió contratos para presentaciones en Italia y España, actuando con gran éxito de público y de la crítica junto a algunos gigantes del cancionero internacional como Brenda Lee, Paul Anka, Rita Pavone y Paul Anka, con los que compartió escenarios.
Pero nada igualó la verdadera histeria colectiva que provocaba la presencia de Cecilia, particularmente entre las jóvenes, en cada ocasión que ofrecía un concierto en Chile o cuando se sabía de su arribo a una radioemisora u otros lugares públicos. Similar al fanatismo de sus admiradores fue el rencor que despertó en el sector mas conservador de la sociedad chilena de ese tiempo, como ocurrió durante su participación en el Festival de Viña del Mar de 1965, cuando las autoridades del certamen criticaron duramente gestos suyos en el escenario considerados impropios, como el característico ademán con que lanzaba besos “de taquito”, como los futbolistas, al público presente.
Después de más de 10 años de fama y éxito sin precedentes, su carrera profesional declinó rápidamente por razones ajenas a su talento. El golpe militar, con su efecto en la vida artística, impactó fuertemente los medios en que se desenvolvían estrellas alejadas de los circuitos oficiales, especialmente una figura como Cecilia Pantoja, con reputación de transgresora y rebelde. Pasó a integrar un emergente movimiento “underground”, que funcionaba en pequeños escenarios nocturnos en que se reunía casi clandestinamente la bohemia de la capital chilena, desde donde pronto comenzó a crecer su imagen como leyenda viva, casi trágica, además de ser considerada ícono del movimiento gay.
Cecilia pudo haber quedado para siempre en el olvido. Lejos de eso, una obra teatral incluyó en el libreto canciones de su repertorio, y tiempo después una biografía suya no autorizada – “La vida en llamas”, Editorial Planeta, 200 – donde su mencionaban su homosexualidad y alcoholismo, aumentaron el mito y revivieron el interés del público. Los medios de comunicación masivos volvieron a entrevistarla,
Cecilia de nuevo subió a los escenarios, sola o junto a otros sobrevivientes de la Nueva Ola, frente a un público mayor y nostálgico, como el de sus “shows” en distintas comunas, donde no se le exige otra cosa que seguir entregando el mismo repertorio de hace más de 40 años. La voz ya no tiene la riqueza musical de entonces, pero conserva el dramatismo. Al fin y al cabo lo que a su público le importa es ver y escuchar a “la incomparable”.
Discografía
Discos originales:
- Cecilia (1964 - EMI Odeon)
- Cecilia, la incomparable (1965 - EMI Odeon)
- Estamos solas, guitarra (1968 - EMI Odeon)
- Gracias a la vida (1970 - Philips)
Otras ediciones:
(EPs, antologías de éxitos, grabaciones en vivo, DVDs, reediciones)
- Cecilia. Sus más grandes éxitos (1980 - EMI Odeon)
- Cecilia. Sus más grandes éxitos II (1982 - EMI Odeon)
- La incomparable (1995 - EMI Odeon)
- Un día te diré (1998 - EMI Odeon)
- Cecilia en vivo (2000 - Sony Music)
- Antología 1960-1970 (2002 - EMI Odeon)
- Cecilia en concierto. Santiago 2006 (2006 - Guyani Producciones)
Participaciones:
(Compilados de varios artistas)
- La Nueva Ola en 30 grandes éxitos (1997? - Warner Music)
- Nueva Ola. Más inmortales (2005 - EMI Odeon)
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