EL DEDO DEL INDIO PATAGON
Cuenta la leyenda que un avezado marino español que estaba sentado una noche cavilando frente al monumento de Magallanes, de improviso fijó su atención en el fornido indio patagón que adorna la estatua y se le ocurrió tatuarse en el pecho esta figura. Buscó un especialista y el artista puso manos a la obra, que resultó una perfección. El tatuaje parecía cobrar vida a cada movimiento del marino, los ojos parecían mirar y le temblaban las mejillas. Lo que más llamaba la atención era el dedo gordo del pie que se movía como con vida propia a cada movimiento de la piel.Terminado el trabajo, se acercó a un espejo y rió satisfecho. Consultando en su mente si sus empresas tendrían éxito, vio que el dedo gordo del indio se agitaba afirmativamente. Feliz fue hacia el puerto a embarcarse. Al pasar por el monumento se detuvo junto a la figura del indio, y golpeándose el pecho exclamó: "Aquí te llevo, amigo. Quiero ser tan fuerte como tú, y que no me entren balas". Y cogiéndole el dedo gordo del pie, le dio un sonoro beso, diciendo: "Ayúdame, dame suerte".Meses después el marino regresó a Punta Arenas, radiante de alegría y contaba que todo le había resultado bien.Y es por eso que ahora, quienes pasan frente a la estatua tocan el dedo del pie del indio, como implorando para ellos su protección y ayuda. Y los viajeros lo besan y le piden un pronto regreso a la zona.
LA LEYENDA DEL CALAFATE
La historia cuenta que había un jefe aonikenk tenía una hermosa hija llamada Calafate de la cual estaba muy orgulloso. Era poseedora de unos grandes y bellos ojos color dorado.Un día pasó por el lugar un varonil y apuesto joven selknam, al verse, los dos jóvenes se enamoraron perdidamente, aún sabiendo que sus respectivas tribus no aceptarían esa unión. El amor pudo más que la razón, como suele suceder en estos casos, y decidieron fugarse para vivir juntos.Alguien descubrió sus planes y fueron denunciados al jefe aonikenk. Este supuso que el espíritu maligno de Gualicho se había apoderado de su hija instándola a huir con un enemigo de su tribu. Furioso, recurrió a la Shaman de la tribu para frustrar la huida de Calafate. Aquella la hechizó convirtiéndola en arbusto, pero permitiéndole al mismo tiempo que sus hermosos ojos contemplaran el lugar que la vio nacer.Así, el calafate cada primavera se cubre de flores amarillo oro, que son los ojos de la niña aonikenk. El joven selknam jamás pudo encontrar a su amada, después de buscarla por mucho tiempo murió de pena.La Shaman, arrepentida del mal que había causado, hizo que las flores del Calafate al caer, se convirtieran en un delicioso fruto de color púrpura que es el corazón de la bella joven aonikenk.Todos los que comen del fruto caen bajo el hechizo del Calafate, lo mismo que el joven selknam, y aunque vivan lejos son atraídos a la región.
EL MITO DE SARA BRAUN
Sara Braun Hamburguer, nació en Talsen, Rusia, el 16 de diciembre de 1862. Llegó a Magallanes el año 1874 y el 23 de agosto de 1887 contrajo matrimonio con el pionero portugués José Nogueira, acaudalado comerciante. Tras la muerte del lusitano heredó su fortuna y sus bienes, poniéndose Sara Braun al frente de los negocios.De carácter abierto y generoso, se transformó en cooperadora en muchas obras de ayuda social. Fueron muchas las donaciones que hizo a la ciudad, entre las que se recuerdan el pórtico monumental del Cementerio Municipal, donde nació un mito que se conserva hasta nuestros días.Se manifiesta que entre las cláusulas de la donación del pórtico de la necrópolis existiría una que determina que la donante sería la única persona que, una vez fallecida, pasaría por la puerta principal del camposanto. Actualmente dicho ingreso se encuentra sellado y la entrada se realiza por una puerta lateral.A este mito se agrega otro, según el cual el cuerpo de Sara Braun, fallecida en Viña del Mar el 22 de abril de 1955, habría sido embalsamado y que cada 1º de noviembre es sacado de su féretro para ser maquillado y peinado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario