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20 marzo, 2017

Buddy Richard en el Astor: la historia del primer disco en vivo de Chile

En diciembre de 1969 Buddy Richard cumplió su sueño más ambicioso. Una presentación histórica y que estuvo llena de dificultades se transformó en una de las gestas más desconocidas de la música chilena.
Ricardo Toro Lavín era un cantante reconocido hacia finales de los sesenta en Chile. Buddy Richard, como quiso llamarse en honor a su ídolo Buddy Holly, debutó con éxito en 1964 con un LP llamado simplemente “Buddy Richard y sus amigos” y que contenía su primer éxito original: “La balada de la tristeza”.

El hombre oriundo de Graneros era un personaje atípico inserto dentro del movimiento de la Nueva Ola. Con canciones propias y re versiones de éxitos anglo de la época, hechas a regañadientes tras infructuosos encargos de su sello “para poder seguir grabando” – “Cielo”, la castellanización de “Sunny” de Bobby Hebb es la muestra perfecta y perdurable de aquello- , Ricardo Toro se convirtió en el artista más arriesgado de la generación junto a Cecilia, la incomparable.
Su estilo pudo combinar perfectamente la agresividad del rock sesentero y la dulzura propia de una orquesta acompañando cada prosa de una sonata romántica. Y ese fue su desafío en 1969: dejar su estampa e inscribir su nombre en la historia discográfica.
La idea era demasiado ambiciosa. Buddy, el cantante, quería registrar en vivo y en un histórico cine del centro de Santiago, una compilación de sus grandes éxitos combinada con una serie de reversiones elegidas con pinzas exclusivamente por él.
Con meses de anticipación, se reunió con Horacio Saavedra, que con 34 años hacía sus primeras incursiones como director de orquesta, para empezar a configurar algo inédito en la música chilena: juntar a 38 músicos vestidos de etiqueta para interpretar con cuidados arreglos cada uno de los temas.
La cosa no fue tan fácil pues la idea no convencía a ningún patrocinador que apoyara el concierto. Nunca antes se había apostado por un álbum en directo de un artista nacional. De hecho, el registro se convertiría en el primer LP en vivo editado en Chile y casi 40 años más tarde ocuparía el duodécimo lugar en la lista de los 50 mejores discos chilenos de la revista Rolling Stone. El tiempo le dio la razón a la “loca idea” del cantante en su época de mayor popularidad.

El concierto suponía un gran desafío para Toro pues, aunque era muy popular entre el público, su carrera destacaba en gran medida sólo por sus exitosos singles. El compositor quería una obra completa que fuera atesorada. Un camino que abrió, en gran medida, The Beatles al posicionar los “larga duración” como una forma válida de abrir un legado y que el mismo Richard se encargó de tributar al incluir una canción “Lennon/McCartney” en la histórica noche.
La fecha elegida se acercaba y las complicaciones no terminaban. Una amigdalitis aguda casi postergó el sueño más ambicioso de la carrera de Richard y obligó a reprogramar el concierto. De hecho, muchos datos erróneos sitúan el espectáculo el 28 de noviembre de 1969 (la fecha original) aunque lo cierto es que el miércoles 10 de diciembre a las 10 de la noche en punto Toro, Saavedra y otros 38 músicos empezaron a entonar la historia.
Había llegado la hora y los nervios no dejaban en paz al cantante. La anécdota cuenta que el productor del espectáculo, Jorge Pedreros, tuvo que empujar a Richard al escenario. La presión era tal que el protagonista pensó en abandonar la escena ante la impresión que le provocó ver a las cientas de personas que repletaron el recinto de calle Huérfanos más otros miles que siguieron en directo el show por Radio Agricultura.
Una espectacular obertura a cargo de la orquesta de Horacio Saavedra fue solo un anticipo de lo que se vendría aquella noche. Ahí estaba Buddy como actor principal de una trama difícil y complicada que tuvo de todo: desde la negativa del teatro a realizar el show allí varias veces antes del sí definitivo, hasta la historia que versa que tuvo que vender su auto para juntar el dinero necesario para la realización del concierto.
Las canciones se fueron sucediendo una a una sonando como clásicos. En el disco podemos descubrir al cantante antes de componer sus éxitos más recordados “Mentira” y “Tu cariño se me va”. No es casualidad que en los noventa su carrera haya tomado otro aire hasta convertirse en una especie de “músico de culto” para bandas como Los Tres.

“La emoción de esa noche fue grande. El triunfo coronaba la idea realizada. La emoción subió a las gargantas de los cientos de personas que repletaron la sala de calle Huérfanos y Estado. El apretón a la garganta se hizo más intenso entre los cantantes chilenos que veían a uno de los suyos triunfante en un espacio reservado de ordinario para figuras internacionales”, dice un fragmento del texto del locutor radial Miguel Davagnino, incluído en el LP original de 1970.
“Buddy Richard en el Astor” tal como fue editado por la RCA ya no se encuentra disponible. El vinilo de la primera edición es una de los joyas más buscadas por los amantes del formato y años más tarde fue reeditado en CD con otra carátula y nombre. La única opción de conseguirlo en la actualidad es una pobre edición en vinilo editada en 2015 “Concierto histórico en el Astor” (Cóndor Records) que no recoge el master ni el diseño de la edición de los setenta.




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