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30 julio, 2008

Los 4 Cuartos "El folklore Docto"

Antes de que en Chile comenzara a usarse el término 'Neofolklore', los integrantes de Los Cuatro Cuartos se ocupaban en investigar la música de raíz de diferentes partes del mundo para adaptar algunas de esas ideas a bases tomadas de la tonada chilena. Si bien su estampa pública era la de un conjunto vocal, capaz de sostener complejas armonías, en privado esos mismos intérpretes sostenían elevados debates sobre folclor, jazz y la música internacional que hoy se calificaría de 'étnica'. El conjunto grabó algunas de las más populares melodías difundidas en Chile durante la década de los '60 ("Qué bonita va", "Los viejos estandartes", "Ay, ay, ay") y proyectó el talento de varios músicos que luego destacarían de modo solista, sobre todo Pedro Messone, Chino Urquidi y Willy Bascuñán.

Tras un par de separaciones más o menos extensas, el grupo se mantiene hoy con vocalistas ingresados luego de su período de mayor éxito. Jóvenes de provinciaSu primera formación fue entre porteños. Pedro Messone conocía desde la infancia a Luis Enrique Chino Urquidi, y compartieron desde muy jóvenes una excepcional afición al jazz, así como un gusto por el folclor chileno bastante atípico entre los de su generación. Era una época donde a la zona central no llegaba nada de los extremos del país; y en que la música andina o el folclor chilote eran, para los chilenos urbanos, géneros tan lejanos como la música árabe o rusa. En ambos jóvenes, su gusto por la música incluía la afición por leer, investigar y establecer relaciones entre lo que aprendían.Formaron Los Cuatro Cuartos en Valparaíso, en 1962, también con Fernando Torti y Raúl Conejo Morales.

Todos ellos ya habían concluido su educación escolar y estaban en proceso de mudarse a Santiago para ejercer diversos oficios. El asentamiento del grupo fue, por lo tanto, con ellos ya en la capital.De manera natural, Luis Chino Urquidi —un pianista, compositor y arreglador autodidacta— quedó a cargo de la dirección vocal. "Tenía un enorme talento para armar las armonías", recuerda Pedro Messone, quien asegura que sus primeros ensayos estuvieron influenciados por lo que conocían de coros alpinos, afroamericanos, rusos y brasileros. Sus reuniones eran ratos de esparcimiento en sus cada vez más ocupadas jornadas laborales (en bancos, ventas diversas y clases escolares). Ninguno de ellos llegó a pensar entonces que su afición por la música se convertiría alguna vez en algo profesional.Profesionalización del grupoPor sus obligaciones como profesor primario, Morales debió retirarse al poco tiempo, y fue reemplazado por Guillermo Willy Bascuñán, quien recién había dejado su trabajo como subteniente de la Escuela Naval. Con él a bordo y la posterior incorporación de Carlos Jorge Videla (saxofonista del Club de Jazz), el grupo consiguió un trabajo como intérpretes de jingles en un espacio de radio Corporación producido por Camilo Fernández: "El show efervescente Yastá".

Con sus smokings impecables, Los Cuatro Cuartos comenzaron así cantándole al dolor de cabeza.Algo sucedió un día que agitó al coordinador del espacio. "Se nos acercó muy nervioso diciendo que había que rellenar, que por qué no lo ayudábamos con algo improvisado", recuerda Messone. El grupo tenía varias canciones ensayadas y ofreció una interpretación a capella para "Bajando pa' Puerto Aysén". "Perfecto", dijo el hombre. Los Cuatro Cuartos comenzaron entonces su primera interpretación formal ante un auditorio. Al terminar, Messone recuerda segundos de silencio. "Y, de repente, el estruendo de los aplausos", agrega. No habría vuelta atrás. Al día siguiente, las oficinas de radio Corporación recibieron todo el día llamados de quienes querían volver a escuchar al grupo. El propio Camilo Fernández les sugirió volver al escenario, esta vez con la canción argentina "Juan Payé". La nueva lectura del folclor trabajada por Los Cuatro Cuartos daba forma a un sonido nuevo y capaz de cruzar generaciones y audiencias. En palabras de Messone, el sonido del grupo era inédito en el folclore local: "Nunca se habían hecho armonías como las nuestras, menos con voces masculinas. La tesitura era muy abierta, y sonábamos como un coro alpino o negro". Se activó a partir de entonces un sistema de colaboraciones entre ellos y una serie de compositores.

Gente como Rolando Alarcón y Patricio Manns les entregaron varias de sus canciones originales. Al respecto, Messone recuerda una anécdota: "Pato Manns todavía no cantaba, y llegó un día a mi casa con 'Arriba en la cordillera'. Se veía de inmediato que era una gran canción, y yo le dije: ¿Y por qué no la grabas tú?". Así, esa canción que había sido pensada originalmente para Los Cuatro Cuartos terminó convertida en un clásico de la época en voz del propio Manns y con las voces invitadas de algunos de Los Cuatro Cuartos y de Paz Undurraga. Sería una asociación que, pocos años más tarde, parecería incomprensible: los sucesos políticos y sociales en el país ubicaron a esos antiguos compañeros de canto en bandos contrapuestos.El grupo regularizó una temporada de presentaciones en el teatro Caupolicán y en diversos escenarios de provincia. Poco a poco se concretaba lo que alguna vez había sido un sueño lejano: profesionalizar su afición por la música. Para entonces su estilo ya estaba bien definido: canciones sencillas pero de arreglos complejos; enraizadas en el folclor chileno del Valle Central, pero con la mirada abierta hacia lo que en simultáneo trabajaban grupos argentinos de similar orientación, como Los Charchaleros y Los Trovadores del Norte. A diferencia de los grupos folclóricos, la estampa del conjunto era la de jóvenes en extremo formales, siempre vestidos de smoking y con un físico que daba para confiar en un seguimiento femenino entusiasta. El dato es importante. Hasta entonces seguían siendo las cantoras quienes dominaban el trabajo en ese género. Según Willy Bascuñán: "Buscamos canciones más viriles para retomar el folclor que en este país siempre lo tuvo la mujer. Hay que recordar que antes las canciones, y esto lo digo con todo respeto, eran solamente que sí, que no, qué linda la chinita".Generación del NeofolkloreEl éxito de Los Cuatro Cuartos determinó el más interesante movimiento de recuperación de la raíz folclórica chilena que haya acogido la música comercial antes de la irrupción de la Nueva Canción. Vinieron Las Cuatro Brujas, Los de Santiago, Los Paulos y Las del Juncal; y Los Cuatro Cuartos consiguieron uno de los mayores éxitos de su carrera, con "Qué bonita va". La historia de cómo llegó esta tonada a las voces del conjunto es una de las más curiosas anécdotas de la música de esa época. Era el tema que presentarían Los Huasos Quincheros a la competencia del Festival de Viña 1964, al que Los Cuatro Cuartos irían como invitados del show internacional. El conjunto de Messone y Urquidi conocía ya el tema y no tenía dudas sobre su valor. Motivados por Camilo Fernández, inviertieron entonces los últimos meses de 1963 en idearle arreglos y grabarlo como disco 45. Así, cuando Los Quincheros mostraron y llevaron el tema al triunfo, Los Cuatro Cuartos estaban listos para capitalizar ellos las ganancias. Al día siguiente de la final del festival, "Qué bonita va" ya estaba en todas las disquerías del país... pero en voz de Los Cuatro Cuartos. Casi todos creen hasta hoy que fue éste grupo el intérprete original del tema.El conjunto sufrió un golpe importante cuando, en 1964, Pedro Messone anunció su decisión de alejarse para actuar durante una temporada en el montaje de La pérgola de las flores con el que el Teatro de Ensayo viajaría a México. El conjunto trabajaba entonces en una obra de tributo a los héroes de la Guerra del Pacífico y a Luis Urquidi, en específico, no le cayó nada bien tener que buscar un nuevo integrante en medio de ese proyecto. La salida de Messone resultó definitiva, y permitió la entrada de Sergio Lillo al conjunto. Con él participaron en el Festival de Viña de 1965 (obtuvieron el primer lugar con "Mano nortina") y viajaron más tarde a Perú, México y Estados Unidos.Primera separaciónLos Cuatro Cuartos trabajaron el álbum Adiós al séptimo de línea (1966) como la obra más ambiciosa de su carrera, y el éxito que obtuvo apenas salió al mercado fue coherente con ese espíritu de gran logro. El conjunto se inspiró en una novela histórica homónima del escritor Jorge Inostroza, a quien dejaron a cargo de la composición de versos mientras Bascuñán se concentraba en la música. La grabación completa (en los estudios "Splendid", de calle Catedral) tomó seis meses, con al menos diez horas diarias de ensayo. Fue uno de los primeros discos chilenos grabados en estéreo, y su carátula incluyó un trabajo gráfico completamente excepcional, incluso con textos introductorios para cada título. El mayor éxito del disco llegaría a ser el tema "Los viejos estandartes", una canción que más tarde el Ejército de Chile adoptó como himno institucional. El grupo debió disolverse por primera vez por causas dramáticas. Un choque automovilístico acabó con la vida de Fernando Torti, en diciembre de 1966. Lillo, Videla y Bascuñán se reagruparon más tarde en Los Solitarios; y Urquidi, quien venía trabajando hacía un tiempo con Las Cuatro Brujas, armó una apuesta pop que resultaría de gran éxito: Los Bric-A-Brac. Los Cuatro Cuartos estuvieron en pausa total hasta 1969, cuando aceptaron algunas invitaciones para ofrecer presentaciones televisivas (Urquidi invitó entonces a integrarse al hermano de Nano Torti, Patricio). Se trató de una rearticulación circunstancial, que se afirmó un poco más hacia fines de los '70, aunque sin Urquidi y con Bascuñán, recién llegado de unos años de residencia en España, al mando (a esta época corresponde el tema "El huaso Bueras"). De modo intermitente se mantuvieron trabajando hasta 1984. Nada volvió a escucharse del conjunto, hasta bien entrados los años '90. Patricio Torti se reencontró entonces con Fernando Jiménez, y buscaron a algunos músicos jóvenes para completar la formación. Desde entonces, mantiene vivo el repertorio del grupo con periódicas grabaciones y presentaciones en vivo.

MIS VINILOS DE LOS 4 CUARTOS




Fuente: w3.musicapopular.cl

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